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El sector del vino renuevan etiquetas con ingredientes e información nutricional
La normativa europea obliga desde el 8 de diciembre a que los vinos que se produzcan desde esa fecha incluyan los ingredientes, alérgenos y la información nutricional en las etiquetas.
Aunque la directiva ya está vigente en la práctica, no será hasta este 2024 que empezarán a circular las primeras botellas con la información requerida. Los elaboradores comienzan a adaptarse a ellos. En Porrera, según recoge la ACN, las 24 bodegas del municipio se han unido para contratar a una empresa que les facilite el etiquetado y la elaboración de códigos QR a través de los cuales los consumidores podrán obtener toda la información. Unos datos que también pueden aparecer impresos en la contra etiqueta.
Según la norma, los productores poseen dos posibilidades. La primera es exponer el valor nutricional, los ingredientes y los alérgenos en la etiqueta. La segunda es colocar en el envase los alérgenos, el valor energético -que deberá expresarse por cada 100 mililitros- y presentar la información nutricional completa y la lista de ingredientes por vía electrónica. La forma más sencilla de hacerlo, dicen, es mediante un código QR. Eso sí, con tal que “eviten la recopilación o seguimiento de datos de los usuarios y no suministren información con fines de comercialización”, puntualiza la norma.
Aplicable a vinos producidos a partir del 8-12
El reglamento especifica que se aplica a vinos producidos a partir del 8 de diciembre. Por vino producido se entiende aquel que ya ha hecho la fermentación alcohólica, y en el caso de los espumosos, la segunda fermentación. Por tanto, la cosecha de este 2023 no está afectada por la norma, ya que el vino que actualmente reposa en las botas ya ha hecho este proceso. Esto también da más tiempo a los elaboradores para realizar los cambios necesarios para cumplir la legislación.
Algunos, pero ya han empezado a ponerse manos a la obra. Gerard Batllevell, propietario de la bodega Joan Simó y coordinador de la Asociación de Bodegas de Porrera, comparte con ACN que en su compañía lo están aplicando. Desde la entidad han contratado a una empresa especializada en la creación de códigos QR. “Nos llamaron porque les interesábamos. Hicimos una reunión y nos ofrecieron hacerlo conjuntamente como asociación. Pagamos una cuota y cada bodega puede disponer del número de etiquetas y códigos que desee durante el año”, indica.
Sobrecoste: aumentar el tamaño de la etiqueta, nuevos diseños…
Con todo, la directiva europea les ha supuesto algunos quebraderos de cabeza: “entenderla y aplicarla es trabajo”, comenta. Y también un sobrecoste. Debido a que haya que aparecer más información, hace que haya que aumentar el tamaño de la etiqueta, encargar un nuevo diseño e impresión y pagar los códigos QR. Desde la DOC Priorat han recomendado que el tamaño mínimo de los QR sea de 1,31 cm por 1,31 cm.
Otro esfuerzo que tendrán que hacer en algunos casos los productores es obtener la información nutricional. “Algunos parámetros ya los tenemos de cuándo hacemos las analíticas habituales. Otros deberemos buscarlos”, detalla Batllevell. "En algún caso será un sobrecoste y es un trabajo añadido", remarca.
Batllevell reconoce que no sabe "hasta qué punto los consumidores" leerán los códigos e irán a buscar la información a las páginas web de las respectivas bodegas. Desde su punto de vista, el dato más interesante es el de los alérgenos, especialmente para las personas que tienen intolerancias. Para el resto, no tiene claro "si es absolutamente vital poner esa información".
Publicado por Vadevi 1/1/2024
Foto: Eloi Tost
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